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La intervención humana es sólo un agravante de las inundaciones pero no la causa

Cuando ocurren fenómenos meteorológicos que provocan inundaciones, sequías y demás eventos extremos, el citadino ataca y el chacarero se defiende. El primero acusa al segundo de ser el causante y este último se planta, recordando al antepasado que le comentaba sobre aquellos fenómenos que ocurrían cuando era chico. La discusión sigue hasta que ambos se quedan sin demasiados argumentos y frecuentemente termina con una chicana, pero sin que nadie acepte las responsabilidades correspondientes.  Sin embargo, este no es el caso porque el INTA analizó las causas de las inundaciones y aproximó una explicación del fenómeno que esta ocurriendo en el norte del país.

Desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria aseguran que en la región se dificulta drenar las abundantes precipitaciones por las características propias de la zona, como su relieve y tipo de subsuelos. Además señalaron que tanto las obras de infraestructuras presentes, como las ausentes, empeoran la situación.

“Hay una multiplicidad de factores que actuaron y actúan de manera sinérgica que conllevaron a esta situación” dijo, a Inta informa, María Fabiana Navarro-especialista del Instituto de Suelos del INTA – quien además indicó que “las abundantes precipitaciones registradas en la región son la principal causa, pero no la única. La región de los Bajos Submeridionales del centro-norte de Santa Fe y sur del Chaco tienen un promedio histórico de lluvias del orden de los 1200 milímetros anuales en la zona oriental y hasta 800 en la zona occidental” puntualizó Navarro y recordó “en pocos días se registraron entre 300 y 600 mm, es decir la mitad de lo que cae en un año”.

Navarro dijo que el sistema no tiene la capacidad para drenar esos excesos hidricos y se lo atribuyó a dos factores:“En primer lugar, porque el relieve regional está constituido por dos dorsales paralelas, una occidental que limita con Córdoba y Santiago del Estero y otra oriental que impide el desagüe natural hacia el río Paraná”.

En segundo lugar, la especialista señaló que en esos paisajes predominan los horizontes B textural pesados. Un tipo de suelo que se puede encontrar a 15 o 40 cm de la sperficie y se caracteriza por ser muy arcilloso, lo que le confiere una lenta permeabilidad. 

“La presencia de este horizonte impermeable favorece la formación de napas colgantes de agua de lluvia en los primeros centímetros del suelo, por lo que el suelo se satura de forma rápida y el sistema se inunda”, especificó a ese sitio Miguel Taboada, director del Instituto de Investigación de Suelos del INTA, para quien resulta “fundamental” el manejo conservacionista del suelo para no alterar el horizonte superficial somero, gran responsable de la fertilidad de estos suelos.

Además de estos aspectos naturales, Taboada aseguró que “el hombre ha agravado las cosas con sus manejos poco adecuados” y se refirió al corte del escurrimiento natural de las aguas con terraplenes de caminos o rutas sin drenaje, alcantarillas tapadas en los campos o canales clandestinos que cortan las pendientes, entre otras estrategias.

Fuente: Infocampo

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