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Una empresa colombiana transforma el plástico en educación en África

Fotos: UNICEF/Frank Dejo

Cuando Oscar Méndez y su socia Isabel Cristina Gámez fundaron la compañía Conceptos Plásticos, lo hicieron pensando en involucrar comunidades vulnerables, generar impactos sociales y ambientales y facilitar viviendas para los más necesitados en su natal Colombia.

El emprendimiento, que utiliza desechos plásticos para crear ladrillos que se ensamblan como piezas de lego y pueden ser utilizados para construir casas y otras edificaciones, ha ganado concursos y reconocimiento internacional, tanto así, que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, se unió a los colombianos para llevarlo a Costa de Marfil, un país que necesita desesperadamente unas 15.000 aulas de clase.

“Más que un simple bloque plástico es mucho más un proyecto de desarrollo. Es un proyecto de impactos sociales, ambientales y realmente de desarrollo en muchos aspectos”, explica Oscar Méndez, quien visitó las Naciones Unidas durante la Asamblea General para enseñar el trabajo que la compañía lleva a cabo con UNICEF.

¿Cómo es eso de ladrillos de plástico?

“Trabajamos desde el inicio empoderando Comunidades de recicladores tanto en Colombia como en África. Nosotros podemos usar plásticos que no todo el mundo recicla o plástico de difícil disposición. La idea es que estas personas puedan recolectarlos. Eso tiene un valor obviamente, entonces nosotros los compramos y a veces empoderamos su logística”, agrega.

Méndez explica que cada tipo de plástico les da una propiedad diferente a los ladrillos, por lo que se mezclan para obtener el producto deseado.

“Lo derretimos por completo y lo ponemos en unos moldes para darles la forma. Ya con el producto buscamos proyectos que vayan a comunidades también de escasos recursos, bien sea temas de vivienda o temas de salones de clase como lo estamos haciendo con UNICEF”, dice.

Los ladrillos son fáciles de ensamblar, duraderos y de bajo costo. Armado con un martillo, Méndez les mostró a los participantes de la Asamblea General en Nueva York como el material es resistente.

“Al principio, nos pasa en todos los sitios que la gente dice ¡una casa de plástico! y piensa en una bolsa, la gente relaciona el plástico con una bolsa. Entonces ellos piensan que acercando un encendedor se va a prender y que atravesando un dedo se va a romper. Cuando ven el producto y lo sólido que es se dan cuenta y empiezan a pesar de una manera distinta, entonces romper esa barrera inicial del usuario es muy fácil”, cuenta Oscar Méndez.

Y es que se trata de un producto que es dos veces más fuerte que cualquier material de construcción tradicional; es termo acústico así que puede usarse en clima cálido y frío y mantiene temperatura confort; también es antisísmico, y no propaga llamas.

“Contra el agua tampoco tiene ningún problema, es completamente impermeable, tú lo puedes poner en el mar, en agua salada, en agua dulce, e instalarlo incluso dentro del agua o en sitios que se inundan y es muy fácil. Es un sistema que se arma y se desarma, entonces tú puedes armar una vivienda en una semana o puedes armar un aula de clase en cuatro días, y después la puedes desarmar y moverla o cambiarla de lugar o ampliarla. Entonces es un sistema realmente muy amigable”, agrega el emprendedor.

Involucrando a las comunidades en todo el proceso

Una vez se manufacturan los ladrillos con el material plástico, la compañía también enseña a las comunidades a ensamblarlos.

“En el proyecto piloto en Costa de Marfil con UNICEF invitamos a unas personas de la comunidad, a un par de mujeres para que nos ayudaran con la construcción. En un par de horas ya habían aprendido, y después eso genera apropiación y genera como una confianza en el sistema entonces nos ha ido muy bien con eso”, asegura Oscar.

El Gobierno del país africano ha ayudado a la compañía y a UNICEF para la construcción de una fábrica que será inaugurada este año.

“Es una planta de mil toneladas mensuales, se trata de un inicio, de un piloto y luego veremos cuál es el siguiente país en África”, explica.

Según UNICEF, en Costa de Marfil hace falta construir 15.000 salones de clase para atender las necesidades de los niños que no tienen un lugar en que estudiar. Inicialmente, se utilizará plástico reciclado recogido de zonas contaminadas de Abiyán y sus alrededores para construir 500 salones de clase para más de 25.000 niños en un plazo máximo de dos años, con la intención de aumentar la producción después.

“Una de las mayores dificultades a las que se enfrentan los niños de Côte d’Ivoire en edad escolar es la falta clases. O no hay, o las que hay están masificadas, lo cual convierte el aprendizaje en una experiencia difícil y desagradable. En algunas zonas, por primera vez, los niños de los jardines de infancia de los vecindarios pobres podrán ir a clase con menos de 100 compañeros, y niños que nunca pensaron que habría un lugar para ellos en la escuela podrán aprender y salir adelante en un salón nuevo y limpio “, aseguró el Representante de UNICE en el país, Aboubacar Kampo, que ha defendido el proyecto desde el principio.

Un sector privado que invierta en el desarrollo

Los investigadores indican que alrededor de 8300 millones de toneladas de plástico han sido producidas desde los años 50 y más del 60% ha terminado en un entorno natural, como el océano, o vertederos.

Oscar Méndez espera que su compañía inspire a otras a involucrarse más con la sostenibilidad y con el manejo de los desechos plásticos a manera de economía circular.

“El sector privado debería involucrarse porque es el que finalmente está poniendo el plástico en el mercado y es el que está teniendo el impacto. Entonces, obviamente se debería involucrar de una manera mucho más proactiva, A veces hay muchas empresas que la sostenibilidad no la sienten como deberían sentirla ya. Pienso que el sector privado debería empezar a hacer cosas de mayor importancia o mayor magnitud. Si creo que algunas lo están haciendo creo que no deberían hacerlo individualmente, sino que deberían agruparse y hacer algo que realmente pueda solucionar los problemas que estamos teniendo”, dice.

Méndez también invita a los jóvenes que quieren ser emprendedores a tener la sostenibilidad presente en sus modelos de negocio.

“Una buena guía para empezar pueden ser los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Ahí tienen 17 objetivos de los cuales podrían empezar a involucrarse. Si ya iniciaron algo y si ya están haciendo algo, perseverancia, también digamos que ese ha sido el foco nuestro, hemos tenido también muy malos momentos, pero ahora pues miren dónde estamos y lo que estamos haciendo. En realidad, tu proyecto sí puede cambiar el mundo y si puede ser global siempre y cuando trabajes duro y continúes perseverando y haciendo las cosas aun cuando salen mal. Entonces el consejo es continuar y meterle ganas”.

Fuente: Infocampo

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